Por Nahuel Maciel
Con la Ley Ómnibus se está repitiendo la historia: los más poderosos toman por asalto al Estado en su beneficio, se perdonan sus delitos y condenan a los que menos tienen.
La historia se repite: “representantes” del pueblo que se vuelven gerentes de los poderosos y “representantes” de las provincias que se manejan como lacayos de los poderes feudales. El pueblo, condenado, como siempre.
Beneficiar a los más ricos siempre fue el deporte preferido de los que diseñan leyes como si fuera un traje a medida.
Unos pocos ejemplos serán más que elocuentes.
1) Para los trabajadores se les eliminan las exenciones a los contribuyentes de las Categorías A y B, y a los trabajadores de la economía social eso implica que si ahora pagaban 3.200 pesos mensuales, con la Ley Ómnibus deberán pagar 26.600 pesos mensuales.
En este tópico, para los ricos poderosos en cambio se le ha diseñado una moratoria a medida, porque con la Ley Ómnibus se les permitirá pagar impuestos adeudados, tales como contribuciones patronales y el aporte extraordinario a las grandes fortunas condonando hasta el 70 por ciento de los intereses y el 100 por ciento de las multas. Es decir, que aquel que no pagó el impuesto quedará impune.
2) Para el trabajador se le aumentará de manera sideral el monotributo. Esta suba oscilará entre el 100 por ciento y el 300 por ciento, según las escalas del monotributo.
Para los ricos poderosos, se les rebajará ostensiblemente los Bienes Personales. Además, se le reducirán las alícuotas del Impuesto a los Bienes Personales pasando del 1,75 por ciento al irrisorio a 0,75 por ciento.
3) Para los trabajadores se les eliminará la moratoria provisional. Esto implica que quienes lleguen a la edad de jubilarse sin los 30 años de aporte, no tendrán derecho a una jubilación, pese a haber trabajado durante toda su vida (y el patrón nunca le pagó la jubilación).
Para los ricos poderosos habrá un blanqueo casi total. Se les otorgará un perdón a quienes hayan evadido impuestos, y se les permitirá un blanqueo de bienes de hasta 100.000 dólares, sin pagar nada de nada y sin necesidad de que justifiquen el origen de ese dinero que puede provenir del narcotráfico o de cualquier otro delito.
Para el trabajador no hay moratoria provisional. Y para los ricos poderosos, que no pagaron los aportes jubilatorios como corresponde, van a tener un perdón fiscal.
4) Mientras los funcionarios nacionales más encumbrados viven el festival de aumentos de sueldos con auto paritarias –al igual que los senadores nacionales-, con sueldos millonarios mensuales en el caso del directorio de YPF, se recortan los aportes a los comedores, a pesar de una inflación acumulada sin precedentes en la historia económica del país.
5) Pero, hay otras medidas de similar impacto social que no han necesitado de leyes. Por ejemplo, el gobierno premió a Marcos Galperín de Mercado Libre con un nuevo negocio financiero al poder operar como intermediario entre los pagos de la asignación universal por hijos y las jubilaciones, y sus beneficiarios; mientras al trabajador le imponen un tarifazos sin precedentes en servicios esenciales y básicos como el agua, la luz, el gas, los combustibles y el transporte, entre otros rubros.
Ni qué hablar de los más de 15.000 empleados que fueron despedidos en el Estado Nacional, y que se suman a los muchos otros desocupados que provienen de la actividad privada.
Para males, celebran que el gobierno frenó la entrega de medicación oncológicos a los pacientes de cáncer y otras enfermedades en situaciones de vulnerabilidad. Lo celebran porque además son perversos y tienen la cultura de utilizar el brazo represor del Estado para asegurarse sus negocios mal habidos. Así se apropian desde la tierra hasta de los derechos humanos más elementales como el de alimentarse o acceder a la salud.
No es una crisis dirigencial. Porque toda crisis, por definición, es temporal. Cuando a la crisis se le pierde el rastro de su origen, lo que hay que denominar es decadencia. Es la decadencia de una dirigencia que –por lo general, salvo honrosas excepciones- no se diferencian entre ellos en casi nada, solo en sus nombres.