Soledad Comisso

-¿Dónde naciste?
Nací en Paraná el 29 de diciembre de 1958, soy la cuarta hija y la primera mujer del matrimonio de Amanda Mayor y Héctor Piérola. Éramos seis hermanos, tres varones y tres mujeres. Esa etapa de la infancia fue hermosa. Recuerdo que en época de vacaciones mi viejo nos llevaba a mis hermanos varones y a mí a la colonia de vacaciones del Parque General San Martín y teníamos una vida aventurera, hacíamos campamentos y la pasábamos muy bien. Recuerdo también que en el Club Echagüe, cuando iba a nadar, no juntábamos todas las tardecitas a contar cuentos de terror.

-¿Es verdad que en la secundaria eras muy “vaga”?
¡Era terriblemente vaga! Además no me gustaba el estudio para nada, nos rateábamos y hacíamos muchas cosas típicas de esa edad. Cuando me recibí de profesora me encontré con la que fue mi preceptora en la secundaria y recuerdo que me dijo: “Ojalá que te toque un curso como el que eran ustedes, que eran de terror!” (risas). Después cuando ejercí como profesora me acordé de esa etapa y traté de entender en mis alumnos, porque eso es lo divertido del secundario.

-¿Cuándo comenzó tu militancia?
Empecé a militar en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), cuando estaba en cuarto año del secundario. Y la mayor militancia fue en Chaco, porque ahí estaba estudiando mi hermano Fernando (actualmente desaparecido). Siempre que iba a visitarlo hacia actividades allá, pero también comencé a comprometerme más acá y empezamos a juntarnos con un grupo de gente que militaba acá, y que se iba comprometiendo cada día más, a pesar de ser tan jóvenes.

-¿En esa época es cuando detienen a tus hermanos?
Sí, en agosto de 1976 lo detuvieron a Álvaro, mi hermano mayor, pero en realidad lo estaban buscando a Fernando. Ese día, estaba con Mario Menéndez (quien fue su pareja durante esos años y actualmente se encuentra desaparecido) en casa y con mis hermanitas, entonces vino una patota preguntando por mi hermano Fernando y lo terminaron metiendo preso a Álvaro que no tenía nada que ver, simplemente por ser el hermano de Fernando se lo llevaron. Él nunca había militado y tuvo que estar 45 días preso.

-¿Y tu detención cuándo fue?
El 25 de febrero de 1977, en ese momento yo estaba en quinto año. Ante lo sucedido con mi hermano, con Mario decidimos escondernos. Primero yo me fui a Buenos Aires, y luego nos mudamos juntos a Concordia. Un día, Mario tenía que venir a una reunión con un compañero en Paraná y yo me había quedado allá con Beatriz Pfeifer y cayó una patota a buscarnos. Vinieron pidiendo datos de Mario y nos llevaron a las dos. Primero estuvimos en un lugar clandestino, que después me enteré que era el Regimiento de Concordia. Ahí me torturaron toda la noche, me violan cuatro milicos y me preguntaban todo el tiempo por Mario: En ese momento, como parte de una estrategia, les dije que se podría haber ido a la casa de los padres que vivían en Jubileo, de esa manera, cuando lo fueran a buscar, la familia de él se iba a enterar que a mí me habían detenido y que a él lo estaban buscando. Obviamente cuando volvieron los milicos y vieron que era una mentira me pegaron más todavía. Luego me trasladaron a la “Casita” en la zona de Lebensohn. Después también estuve en los calabozos de comunicaciones y recién nos legalizan el 8 de marzo de 1977, cuando nos pasaron a una cárcel común. En esas noches nos sacaban tres o cuatro veces para torturarnos y pedirnos información. Estuve detenida hasta el 8 de octubre de 1977, y soltaron con libertad vigilada, me tenía que presentar en el comando cada cierto tiempo y además había siempre un Falcon todo el tiempo parado en la puerta. En cuanto a Mario, la última noticia que tengo es que se iba a encontrar en septiembre de ese año con mi hermano y con mi vieja. El 9 de septiembre se comunicó por teléfono y quedaron en encontrarse en Rosario, nunca fue a esa cita. Creemos que el 10 lo hicieron desaparecer. Nunca más supimos nada de él.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)